No sé… un día desperté y se me acabaron las historias, mejor
dicho, se me acabaron las palabras con las que solía expresarme. ¿Por qué? Bueno,
supongo que es una etapa más por la que hay que pasar. Así como tuve mis
momentos de máxima expresión, llegó el momento del silencio. ¿Ha terminado? Espero
que si. A esta hora estoy aquí sentada pensando que esto no se me da mal (sí,
hay que echarse flores) y que cada día consigo algo que contar.
Cuando estamos en la etapa adolescente, se nos hace mucho hincapié
sobre la importancia del amor propio, aquello de verse al espejo y decirte “qué
bien te ves, que bien lo haces, que linda estas…” ¿Pero en qué momento se nos
enseña a desnudar el alma? No creo que sea algo que se aprenda, creo que forma
parte de nuestra personalidad el sentirnos cómodos cuando nos damos a conocer.
Sin que me quede nada por dentro (y con la ropa bien puesta) a veces me he
desnudado en mis textos, pero ahora no puedo. ¿Por qué? Porque me da pena, no
con quien me lee, sino conmigo misma.
Es algo contradictorio lo que acabo de decir, lo sé… pero es
necesario que dé el paso. Es algo así como cerrar los ojos para que nadie me
vea (bendito juego de niños). Un buen amigo me dio un consejo, y aquí lo estoy
aplicando. No es drama, son ganas de desnudarme porque necesito convertirme en
lo que soy y dejar de ser lo que era.
2 comentarios:
Hammerfall:
PESCA RECARGADA XD
Ou yeahhh!!!!
Publicar un comentario