lunes, noviembre 24, 2008

Jamás le había tenido amor a la sopa ... hasta que me mudé a Galicia.



Creo que la imagen y el título lo dicen todo... sin embargo.. tengo que desahogarme. Hace raaaaaaaaaaaato que no escribo. Joder, esto de ser niña grande no me gusta, ya no tengo tiempo libre.

¿Se acuerdan de Mafalda y de su cara al ver la sopa? ¿cuántos de uds son así?... yo (hasta hace poco) era una de esas personas... solamente de saber que en mi casa iba a comer sopa era motivo suficiente para salir huyendo por la derecha, no comer, ese día iba a comer en la univ, que casualidad que me invitaron a salir, tengo tarea que hacer... bla bla bla.

El solo hecho de pensar en la zanahoria (porque las demás cosas si me las como), el agua caliente con sabor a.. de lo que la hayan hecho... soplar, tragar y repite el proceso hasta que se acabe el plato. ¿Verdad que suena terrorífico?.. claro, hay sus contadas excepciones... para la gripe nada como una sopa de pollo, eso sí, con papitas y más nada... eso de echarle cuanta cosa venga de la tierra como que no.

Bueeeeeeeeeeeeeno, bueno... la lengua es el peor castigo del cuerpo, porque hace unos meses yo decía “YO NO COMO SOPA Y PUNTO”... ¡¡¡¡JA!!!!, bien me lo decía mi amá “Mami... no digas de esta agua no beberé”, pikín... las maes SIEMPRE, tienen la razón... pa mi que es un gen que se activa en lo que una sale preñada... pero ese es un punto que algún día extenderé... algún día.

Volviendo al punto. Hace unos meses que estoy viviendo en Galicia (Gallegolandia de cariño), y me vine en la época más cercana al frío... de por si la ciudad es fría... yo sufro de cambios climáticos corporales... ahora si que me viene lo bueno. Tengo frío, tengo frío, tengo frío... no paraba de decirlo... poquito a poco me he ido adaptando, jamás pensé que para salir de casa me iba a tener que poner una camisita manga larga, encima un sweater cuello tortuga y para rematar una chaqueta... por los dioses que me siento más envuelta que una hallaca. Y ahora la anécdota que me llevó a desenpolvar mi particular manera de escribir...

Erase una vez una gordita que vivía feliz en Galicia con su esposo, le estaba tomando algo de tiempo adaptarse al frío. Casi todos los días se iban de paseo, no sin antes salir toda recubierta de tela para verse más rechoncha de lo que ya es.

Un buen día al despertar escucha algo que la perturba, siente que sopla alguien, no, no, agudiza el mal oído que tiene (y que el sueño le deja), el un silbido.. ¿qué hora es?.. coño, no veo... Después de agudizar mil veces los ojos, ve que son las 4 de la mañana... Su mente empieza a jugarle malas pasadas y la muy tonta en vez de irse a mimir de nuevo se queda pensando en cuantas cosas pueden producir eso. A su cabeza vienen imágenes de brujas (¿por qué coño siempre tengo que pensar en cosas que dan yuyu?), el árbol que golpea la ventana (¿cuál árbol? Muchacha gafa).... el sueño la derrota y vuelve al letargo.

Hay un momento en el que el cuerpo te dice “¡Despiertaaaaaaaaaaaaaaaaa, hora de levantarseeeeee!”, abres los ojos y ves medio oscurito .. ok, ok es hora de levantarse. Por lo general uno tarda un poco en levantarse, pero en lo que pegas las nalgas al lado de la cama que está fría (de nevera) te levantas más rápido que como si tuvieses un ataque de diarrea.

“Coño, tengo frío”... un sweater encima de la pijama larga, (aguanta mami, tienes que ser valiente, no vayas a ceder)... “tengo frío”... medias pa' que te tengo (coño e la madre con el frío... necesito algo que me caliente de verdad, no vale ni ron ni sexo), “tengo frío”... pa'l sofá y mantita encima y por nada del mundo me muevo (mami... creo que es hora... ya has aguantado durante mucho tiempo).... “tengo frío, necesito algo caliente...” ... lo siento... pero (esto iba a pasar algún día)... “QUIERO SOPAAAAAAAAAAAAA”.

Jamás pensé que diría esas palabras... y quizás no es tanto el hecho de decirlas, porque bueno... a lo mejor es un antojo de esos raros que a uno le pueden dar... sino que al momento de llevarme el tan detestado líquido caliente a la boca decir “coño... que bien me sienta”.

Fue tan impresionante el asunto, que me tuvieron que tomar una foto (que no pienso publicar ni que me paguen) para que mi mamá se pudiese convencer de que di mi brazo a torcer...

Hoy... lluvia... granizo... viento de unos 100 km/h, frío horrible... y tengo el enorme agrado de decir: Voy a almorzar sopa y estoy más contenta que niño comiendo mocos.