lunes, enero 31, 2005

Manual del misántropo



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Aclaro que esta no es una de mis historias... pero merece mucho estar en mi blog...espero la disfruten tanto como yo :)

Danielys H
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Empecé a odiar el mundo, odiarlos a todos ustedes, desde edad muy temprana. Los ojos de un niño son más agudos que los del antropólogo más reconocido. El odio comenzó con el extraño rechazo a mi nana. Apestaba. Ahí tomé conciencia de los cuerpos. Me daba cuenta que por naturaleza son sucios. Hay que lavarlos para que no huelan. Pero ella, mi nana, ni el agua la hacía justicia. Tenía una mugritud milenaria, hasta podía decir que cultural. Cuando crecí, adolescente aún, me dí cuenta que ella no era culpable de su suciedad. El responsable era el mundo y todo lo que había en él (y todo lo que creaba, como la noción de Dios y las sociedades). Empecé a sospechar
que había una relación entre el olor a ajo y a caja de zapatos de mi nana, y el país en el que vivía; pero, poco tiempo después, México traspasó fronteras y la sospecha se empezó a extender allende del río Bravo, del Atlántico y de todos los rincones de nuestro planeta. "¿Cuánta gente con olor a ajo habrá en el mundo por culpa del hombre mismo y de su creador?", me cuestionaba. Y es que, al final de cuentas, ¿por qué tuvimos que ser creados con cuerpos que se apestan?

La adolescencia es la etapa clave para toda aquella misantropía que se digne de serlo. En esa época dejé de sentir admiración por las mujeres. Veía que mi madre, la gran señora, hacía las mierdas más grandes de toda la familia. Me preguntaba si mi vecina, aquella niña coqueta que me cantaba cuando pasaba por su casa, haría las mismas cacas en el baño de su departamento. La respuesta era sí, lo hace. Perdía horas maldiciendo la hora en que Dios hizo que las mujeres cagaran y se echaran pedos. ¿Acaso no eran demasiado bellas para esos menesteres primitivos?

Luego la maestra de biología hizo la gran revelación. Además de los compromisos naturales de las mujeres con sus vejigas, cada 28 días, sangraban. ¡De por sí repulsiva la sangre, era inconcebible que justamente por la parte a la que nunca le quitaba la vista ni a mi mentora ni a mis compañeras era por donde salían los chorritos del vital líquido!

Me aparté de los círculos románticos que se imponían los adolescentes, como el ir en grupo a ver una película cursi o noches bohemias debajo de una farola. Sacié mis estúpidas necesidades sexuales con las prostitutas, las dignas rameras que cobran por ser putas, a diferencia de aquellas que lo son y, pobres idiotas, no cobran ningún centavo. Lancé mis saetas hacía el hombre ordinario. El sudor, entonces, tomó unas dimensiones insospechadas. La transpiración de los humanos era inversamente proporcional a mi desprecio.

Observaba en todas partes caras brillosas, humanos que se entregaban al trabajo cinco días a la semana y otros dos en lavar sus pañuelos y ropas ennegrecidas. Dormir, despertar, trabajar; trabajar, despertar, dormir. Cumpliendo fielmente el destino impuesto por quién sabe quién. ¿Dije por quién? ¡Ah, no, es el destino mandado por el Señor! ¿Señor? Sí, el Señor. El principal error de los humanos es cuando toman demasiado en serio los designios de los Señores. Tenía razón (el seguramente maloliente) Marx, cuando dijo que la religión es el opio del pueblo. Dios es la perfecta excusa para que los hombres no hagan algo mejor con sus vidas (como acabar con ellas, por ejemplo).

El sudor en los rostros me llevó a angustías terribles. Diseccionaba los cuerpos de mis semajantes y veía monstruosidades. Maldecía la hora en que la naturaleza nos hizo revestirnos de piel. El mundo no sería el mismo si convivieramos con cuerpos viscosos, rojos y con los órganos a la intemperie.

Para ser un misántropo basta con ser de clase media; con esa rara oportunidad que te da el tener noción del estilo de vida de la clase alta y el padecer, además, casi como destino irremediable, las angustias de la clase baja.

Y es en el auto, taxi, metro, fiestas, discotecas, restaurantes, videoclubes, centros comerciales, los alimentos que todo buen misántropo ha comido para odiar la existencia de sus semajantes (los mismos que otros misántropos degluten para odiarnos a nosotros mismos). Es moralmente inaceptable no odiar a la humanidad después de cumplir con los requisitos sociales. Una fiesta es el mejor ejemplo para sacar argumentos odiadores. Las personas se bañan, echan encima perfumes y lociones cuya publicidad, por cierto, debería decir: “porque tu cuerpo se apesta, usa este producto para disimular la inmundicia de tu condición humana”. Luego viene la música que se aprestan a bailar en total cumplimiento de un ritual primitivo. Y ahí los miras, absortos ante el sonido de la música, encerrados en cuatro paredes, apateando
rítmicamente, sus pieles iluminadas por la luz intermitente de focos multicolores. Bailar, bailar porque sí, porque es divertido, porque los señores se satisfacen viendo los culos de las jovenes, porque las señoras envidian los culos que ven sus maridos, porque cumplen con el deber de sentirse personas, porque es divertido que te suden las ingles, las nalgas si bailas mucho o no bailas nada, porque es divertido ir al baño cada 10 minutos para orinar las bebidas tomadas mecánicamente, porque es satisfactorio ligar con los demás, porque me siento realizado que vean
mis estúpidas ropas almidonadas que por dentro empiezan a estar húmedas, porque me divierto inventando o imaginando historias eróticas de las parejas que veo a mi alrededor.

Alguna vez me llegué a imaginar tomar un video personalizado a todas esas personas, tocar la puerta de sus casas y enseñarles lo grotesco que resulta su existencia, movimientos, poses que utilizan cuando bailan, coquetean, beben, fuman; que vean lo asqueroso de sus rostros brillosos, lo patético de sus carnes gelatinosas, lo falso de sus sonrisas, el maquillaje corrido, los pliegues arrugados de sus vestimentas, sobre todo en la parte de las nalgas. Pero entendí que la imagen del ser humano vista en la televisión no es repulsiva; antes bien, es admirada.

Para odiar el mundo hay que abrir bien los ojos en los lugares públicos. Mirar a las personas por detrás es entender la pequeñez del hombre: sus espaldas ciegas, los lóbulos torpes de las orejas, la nuca inútil, la cabeza ignorante de lo que pasa por la vida detrás suyo. Al menos los búhos no tienen ese problema. Pueden girar libremente su cabeza 180 grados y ver lo que les dice el mundo a sus espaldas.

Pobres diablos los humanos. Son felices con sus pequeños sueños, el televisor nuevo, el microondas, los pagos a plazos, el empleo de los miles de pesos. El mayor viaje de su vida, por lo general, es la luna de miel. Acapulco con sus tres días y dos noches ofrece el éxtasis de la aventura, los confines del universo; fornicar sobre camas usadas por otras miles de parejas igual de mediocres que ellas. Y aquí, lector, llegó a la época en que crecí, cuando me volví un adulto odiable, y dignamente odiado. Y es que empecé a sentir poco respeto por la palabra amor. Pero no por su significado como tal, sino por lo que las personas han hecho de su significado. Un misántropo conocido mío me dijo que si él fuera la palabra amor desaparecería del mundo: "Que las personas -comentó- se las arreglen sin mis cuatro letras". Lo más sensato que he escuchado en mi vida. Es así que perdido el respeto por la palabra amor (¿podría ser de otra manera?) perdí el respeto por las mujeres. No hay nada más aburrido en el mundo que una mujer enamorada. Me encolerizan, me exaspera su ingenuidad, el ignorar que en todo hombre, por más caballero, por más niñito bonito de 15 años que sea, se esconde la secreta intencionalidad de subirle o bajarle sus vestidos, observarles las nalgas tapadas por las pantaletas, quitarles las pantaletas y penetrar sus culos tiernos -en caso de ser pequeñas vírgenes- o sus nalgas conocedoras del rigor de la verga, -en caso de las más creciditas-.

Porque ellas, las pobres inocentes, juran que el "hola" incidental dado en una fiesta, en el Metro, en el salón de clases, resultó ser el destino, el momento más romántico de sus vidas, la prueba de que existe el amor a primera vista. ¡Ja! Hay que reirse, ¡ja! ¡Lo que existe es las ganas de coger a primera vista! No el amor. A las mujeres les pasa lo mismo, lo admito, pero en tiempos diferentes. Es decir, aunque puede llegar a pasar, es díficil imaginar a una princesa de 15 años que a su vez imagine hacerle el felatio al chico guapo que le acaban de presentar mientras lo ve de espaldas marcharse.

Cómo he reído a costas de las mujeres. Cuando se ilusionan por aquellos "bellos" momentos sin imaginarse que los hombres de lo único que se ocupan es en que no se note la erección fenomenal que se tiene cuando imaginan lo que traen puesto debajo de sus lindas ropas –las que pasan horas escogiendo- mientras nos miran como si fuéramos Romeo.


Y cómo sufren, tanto hombres como mujeres, cuando las o los abanadonan. Los humanos son tan poco capaces de indagar en sus sentimientos, que por eso los misántropos se imaginan ser la palabra amor para mandarlos todos a la mierda.


Hay varios tipos de misántropos. Están los conformistas. Nada los hace felices pero tampoco les quita el sueño la humanidad. Antes bien, se vuelven como ellos, alcohólicos, adúlteros, hipócritas, mentirosos. Lo único que sienten es lástima por la condición del mundo, lástima por su patria, su ciudad, su calle, sus vecinos, su familia, por ellos mismos, y mueren insignificantes, aunque felices por saberse misántropos.

Por otra parte, se encuentra el misántropo activista. Grita a los cuatro vientos las carencias de sus semejantes, les escupe en la cara su insulsa calidad humana; son artistas, músicos, locos callejeros y, en la mayoría de los casos, terminan en un manicomio o muertos por su propia mano.

También se encuentran los misántropos radicales. A estos les teme la sociedad, los gobiernos, son los vilipendiados del sistema. Y es que, lector, estos matan. Entienden que su única misión es extinguir a la raza humana. En su ser sólo se gesta el trascender al loco alemán que planteó la idea del super hombre. "No hay super hombres, piensa, porque nadie merecemos vivir, desde el más pequeño hasta el más anciano de este planeta, el lugar del hombre está en la nulidad".

Porque la existencia, humanos, es la nulidad. De ahí venimos, ahí vivimos, así morimos. Nulos. Bajo este paradigma he vivido 28 años. Más de un cuarto de siglo. Demasiado tiempo para no haber muerto de alguna congestión alcohólica, acribillado por un loco en un manicomio o felizmente nulificado por la pistola salvadora de un policía que protege al mundo de su nulidad nulificándome a mí en algún episodio violento en el interior de un centro comercial en su hora pico.

Y hasta el día de hoy no sabía a ciencia cierta a qué clase de misántropo pertenecía.

A veces, mientras fornicaba con la más vulgar de las prostitutas, sentía que era un misántropo conformista; otras, cuando besaba a la más querida de mis mujeres, sentía unas terribles ganas por salir corriendo, escribir mi trascendental epitafio y quitarme la vida; además, ha habido días en que me siento listo para hacerle un favor a la madre naturaleza y deshacerme de algunos cuantos humanos a través de una ráfaga de tiros certeros.

Pero he encontrado que soy una cuarta clase de misántropo. Y explicar en qué consiste, es el objetivo de este relato.

Soy un misántropo enano. Y esto, es la peor clase de humano que tiene la existencia; me explico: es un ser que no merece la nulidad porque el tamaño de su ser no le alcanza para ser nulificado. Es un nada. A Dios le faltó decir a la hora de la creación "hágase la nada". Si lo hubiera hecho, el nuestro sería un mundo paralelo donde habitaría media humanidad. Y donde no estaría yo, ni ustedes, por supuesto.

Viernes 4 de Junio de 1999 *

*La nulidad

(Epílogo opcional al “Manual del Misántropo”. No pasa nada si no se leé)Hay una equis en el centro de la vida. Es la nulidad. Hombres, mujeres, solidificados y nulos. Aunque el hombre es grande, más grande es la negación de la vida. El enemigo mayor del humano es el humano mismo. Nos nulificamos unos a otros. Somos la única especie que hace daño a sus semejantes, tanto en la ignorancia, como en la alevosía. Y esto es lo que nos hace nulos. Cualquier destello de vida, de deslumbramiento artístico, la socava el dolor, el daño que nos hacen quiénes amamos, o la patada de la naturaleza que muestra su furia con el viento, la lluvia, el terremoto o con
la muerte propiamente dicha. Por esta razón, la inspiración es inversmaente proporcional a su contrario. Es decir, la nulidad es lo que vivimos, el aire que respiramos, los mensajes que vemos, leemos, inventamos. La esencia es un poético concepto. La nulidad, es la esencia de nuestro concepto.

(Esquela que quiero que se publique en los diarios de México ahora que estoy muerto.
Atentamente: El Nulo).

viernes, enero 28, 2005

I.El Sueño



Se despertó en medio de la noche, sudando, jadeando, completamente desorientado; por un instante no supo donde se encontraba ... luego de unos parpadeos se dijo a sí mismo: “Estoy en casa”.

Un enorme suspiro afloró un instante de tranquilidad. Dejó caer su cuerpo como si el mismo estuviese hecho de concreto. Mirando el techo de su cuarto, llevó la mano a su frente para percatarse del sudor que le cubría. En medio de la soledad y el silencio dijo en voz alta: “¿Hasta cuándo?”

Apartó la sábana que cubría la mitad de su cuerpo dejándolo completamente desnudo. Sin pensar mucho se dirigió al baño, abrió la llave del lavamanos dejándola correr como si el sonido de la misma pudiera ayudarle a recordar.

Un destello de luz en su mente hizo que su cuerpo se erizara; sintió un escalofrío en la espalda, como si hubiesen pasado un cubo de hielo por la misma. Parpadeó un instante para mantener el control.

Llenó sus manos de agua, las llevó a su rostro y sintió el alivio que llena a un sediento al probar el tan ansiado elemento. Levantó la mirada y viendo su reflejo trató por enésima vez recordar ese sueño. Imágenes van, imágenes vienen, palabras inconclusas, voces, sitios desconocidos y el temor de algo inesperado es lo único que obtenía cada vez que trataba de recordar.

Sumergido en sus recuerdos inconclusos, tratando de armar un rompecabezas con piezas que no encajaban en ninguna parte, y a la vez lleno de miedo, ansiedad e inclusive.

- Sé que esos sueños significan algo!!!!!!- dijo golpeando el lavamanos con el puño cerrado - ¡Maldita Sea!!!!

El agua había dejado de correr... viéndose una vez más al espejo, cerró los ojos, espiró profundamente y dejó salir un halo de resignación... un último vistazo al espejo y apareció un rostro.

- ¿Quién eres?

El silencio se hizo más pesado. De pronto el rostro empezó a perder color, expresión y piel, un instante y estaba envuelto en llamas.

- ¿Qué es todo esto? – volvió a preguntar... No obtuvo respuesta alguna. Miró su cuerpo, estaba en llamas mientras estaba atrapado en el espejo.

Pudo ver como su cuerpo era consumido por el fuego. Un grito ahogado salió de su garganta, y se despertó en medio de la noche, sudando, jadeando, completamente desorientado y con una quemadura en la mano.

domingo, enero 23, 2005

Arrepentimiento Inexistente




*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Sueños que se transforman en historias

Danielys H
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Estaba en un cuarto negro y que tenia una vidrio enorme que daba hacia otro cuarto blanco y en ella estaba una mujer bellísima, que estaba de pie; a su lado estaba una mesa y encima de ella había un cuchillo y una rosa negra. La mirada de esa persona era vacía, nula, como si tratase de encontrar un punto, un centro óptico en el vacío.

Levantó la mirada y veía directo al vidrio que de su lado no existía; puso una mano en su vientre y dijo:

"En el mismo espacio arrinconado de mi vida, te vuelvo a pensar. Con las mismas ideas de siempre, porque las mismas permanecen guardadas en el interior de lo oscuro de mi realidad. Esta incierta realidad que aun me hace dudar si será posible conocer el momento de poderte olvidar".

"Pero entre tantas dudas no encuentro una verdad que solo yo puedo hacer existente, que solo yo puedo inventar. Pero al intentarlo, al tratar de saberla te vuelvo a encontrar, sin saber, como siempre, hasta que punto de mis suspiros estarás en mi mente".

"Que extraña manera de sentir. Como el aire de mis respiros hace que ardan mis ojos inundando mi alma con tu recuerdo. Pero en los pozos oscuros en los que me hundo, en las mañanas, cuando no hago mas que abrir mis ojos, siento el cristal de una mirada bajando, a pesar de la felicidad que ha conquistado finalmente el camino de mis penas, rompiendo las puertas de cualquier miedo que haya tenido, con tan solo recordarte".

"Cierto es que mi duda no de quererte... más bien es referida a sí será posible no hacerlo. Imposible es la respuesta, porque nunca se deja de querer a quien te hace feliz".

"Arrepentimientos, existen en todas partes, no por lo que vive.... sino por lo que se pudo vivir y no se vivió".

"Arrepentimiento inexistente, es el de comenzar lo que vivimos, el de haberte dicho que en mi vida eres lo único que existe. No me arrepentiré del primer beso que nos dimos, ni del dolor que ocasionó el final de aquel principio. ¿Por qué no me arrepentiré del sufrimiento de mi camino? Porque por más profundo que fue el lago de mis ojos, entre mis tristezas se me olvidaron todas al estar contigo".

"Arrepentimiento existente, por lo besos que deje pasar, por no acercarme al sentir miedo. Me arrepentiré de cada abrazo ya perdido, porque por no acercarme mas, el temor fue mi castigo".

"Pero lo más maravilloso que creaste en mi vivir, fue percibir lo hermoso de descubrir la igualdad de nuestros cuerpos semejantes como un espejo en el reflejo de ambas miradas. Es indescriptible la belleza de la intensidad con la que te deseo".

"Así, desarrollamos nuestros miedos, en la oscuridad del silencio con un encuentro cercano al calor de tus besos, con el temor de tus besos".

"¿Cómo arrepentirme, de haberme enseñado de manera tan sencilla y deslumbrante lo perfecto de nuestro ser?"

"Ya al final todo resulta ser mentira, porque por todos esos momentos que deje pasar conozco la experiencia de mis miedos. Por esos mismos momentos he aprendido a no cometer mis fallos, y corregirlos sin sentir temor de iniciar un abrazo, de emprender un beso".

"Por eso ya al final, todo resulta ser un arrepentimiento inexistente........"

Cuando la mujer termino de hablar, tenia 9 meses de embarazo, lágrimas de sangre en su rostro, en una mano el cuchillo que tenia sobre la mesa y en la otra tenia la rosa negra.... un suspiro y el cuchillo se hundió en su vientre.... y me vi muerta a través de mi propia madre que no era mas que mi reflejo.....

jueves, enero 20, 2005

Ojos Rojos



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Hay días donde no es bueno tomar tanto alcohol

Danielys H
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Abro los ojos y descubrí que la oscuridad nublaba mi vista. Me encontraba tumbado en el suelo, la cara pegada al frío y húmedo asfalto. El vomito aun en las comisuras de los labios, resquemaba como el alcohol sobre una herida abierta... Alcohol. Recordar esa palabra me hizo volver a sentir nauseas tras la histórica borrachera de la que intentaba recuperarme.

Al tantear a ver si me podía levantar del suelo de aquel oscuro callejón puse las manos sobre el asfalto, y bajando la mirada vi la sangre que les cubría. ¿Sangre? No recordaba ninguna pelea. De hecho no recordaba nada. Pensé en mi último recuerdo... Vacío, solo vacío. ¿Quién era? ¿Qué hacía en aquel lugar? Estaba en el cuerpo de un hombre joven muy delgado, casi descarnado, borracho, drogado hasta los extremos peligrosos y con las manos llenas de sangre, tirado en un apestoso pasillo lleno de basura, en una ciudad de la que no recordaba nada y en la noche más oscura que haya visto en su vida.

Tras vagar durante más de cuatro horas por entre rincones llenos de gente gritando en un idioma desconocido para mí, después de ver niños matando a pedradas a viejos vagabundos, mujeres prostituyéndose en cada rincón que podía ver, hombres apaleando a adolescentes, jóvenes acosándose, peleando, haciendo salvajadas... Decidí que no tenía ni remota idea del lugar donde me encontraba, de quién era, y mucho menos de lo que hacía en aquel escabroso lugar; pero tenía que salir de allí lo más rápido posible.

Algo me decía que alguien me buscaba, y que si me encontraba sería mi fin. Me adentré en la peor parte del suburbio, donde cada dos pasos uno se encontraba una hoguera callejera rodeada de hombres enormes y malolientes que reían a mandíbula abierta y bebían de botellas dentro de bolsas de plástico. Me paré en medio de aquel terrible barullo y miré a mi alrededor sin prever lo que me esperaba.

Se acercaron a mi cuatro muchachos vestidos de negro, insultándome, mirando mis manos cubiertas aún de sangre,, uno me señaló. Fue cuando supuse que lo que realmente ocurría era que me reconocían como asesino de alguien. No lo era. Sí. Ya daba igual, pues sabía que iba a morir.

Me arrastraron por la acera entre los cuatro, mi cuerpo casi insensible al dolor por el constante efecto de la cantidad de drogas, los sentidos embotados al máximo, sólo era una marioneta desmadejada, con aquel cuerpo tan débil y demacrado, y ellos tan fuertes, y tan resueltos a llevar a cabo su macabra obra sobre mí. Solo veía ya las luces de las hogueras en los barriles, y risas, muchas risas, risas crueles y despreciables. Gritos, insultos seguramente, voces rudas, voces vaciadas de sentimiento humano, solo odio.

Los jóvenes me metieron a patadas en un antro oscuro, en un sótano, me ataron con unas cadenas de bicicleta a unos ganchos riéndose de nuevo. Cerré los ojos durante unos minutos, esperando oir de nuevo sus injurias, solo vocablos incomprensibles acusándome de sabe Dios cuantas mentiras... o puede que no lo fuesen. Pero oía nada. Solamente un silencio sepulcral. Abrí los ojos con miedo, para ver oscuridad. Oscuridad. Querían torturarme antes de matarme a golpes. O tal vez quisieran abandonarme allí abajo, en aquel repugnante sótano para dejarme morir de sed, de hambre y espanto.

Entonces vi cientos de ojillos rojos de ratas, saliendo a borbotones de unos enormes agujeros en la enmohecida pared. Eran enormes, y lo más grave, eran miles. Se agolpaban a mis pies y ya empezaban a subir por mis piernas para devorar mi carne a atormentantes mordiscos que tendría que soportar durante horas antes de lograr morirme. Cerré los ojos y quedé atrapado en mis pensamientos llenos de ojos rojos.

martes, enero 18, 2005

Mensaje de Lucy



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*
Texto que no recuerdo de dónde salió. No es mío pero quiero compartirlo

Danielys H
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*

"Tú, tú, a quien, en mi condición de sacerdote, yo
obligo, tanto si lo deseas como si no, a descender
a esta hostia, a encarnarte en este pan,
“J”esús artesano de supercherías,
bandido de homenajes, ladrón de afecto, ¡escucha!
Desde el día en que saliste de la complacientes
entrañas de una “V”irgen, no has cumplido
tus compromisos, has mentido en tus promesas.
¡Siglos enteros han llorado esperándote, dios
fugitivo, dios mudo! Tú debías redimir a los
hombres y no has rescatado nada; tú debías
aparecer en tu gloria, ¡y duermes! Adelante
miente, dile al miserable que te invoca:
"Espera, ten paciencia, sufre, el hospital de las
almas te recibirá , los ángeles te atenderán,
el cielo se abre”. -¡Impostor! Tú sabes muy bien
que los ángeles, disgustados por tu inercia,
se alejan - Tú debías ser el Intercesor
de nuestras quejas, el Chambelán de nuestros lloros ;
tú debías ofrecérselos al padre y no lo has hecho
en absoluto, sin duda porque esta intercesión
perturbaba tu sueño de Eternidad pía y feliz.
Tú has olvidado esa pobreza que predicabas,
¡vasallo enamorado de los banquetes! Tú has visto
plegarse a los débiles bajo la presión de las ganancias;
tú has oído los lamentos de los tímidos atormentados por
el hambre; has visto a las mujeres desventradas por un poco
de pan, y has dado tu respuesta a través de la Cancillería
de tus simoníacos, de tus representantes de comercio,
de tus Papas. Has dado excusas dilatorias, promesas
evasivas , curial de sacristía, ¡Dios de los negocios!
Monstruo, cuya inconcebible ferocidad engendra
la vida y se la inflige a los inocentes que tú
osas condenar en nombre de no se sabe qué
pecado original; a los que osas castigar en virtud
de no se sabe qué cláusulas. Sin embargo, ¡querríamos
hacerte confesar al fin tus descaradas
mentiras, tus crímenes sin expiar!
¡Querríamos dar golpes en tus clavos,
apretar tus espinas, hacer que la sangre
dolorosa llegue al borde de tus llagas secas!
Esto podemos hacerlo y lo vamos a
hacer, violando la quietud de tu Cuerpo,
profanador de los grandes vicios, abstinente
de las purezas estúpidas, Nazareno maldito,
rey impotente, ¡Dios cobarde!
Contempla, gran Satán, al símbolo de la carne
de quien quería purgar la Tierra de
placer y de quien, en nombre de la "Justicia"
cristiana, ha causado la muerte de millones
de nuestros honrosos hermanos. Lanzamos sobre
él nuestra maldición y ensuciamos su nombre.
Oh, Majestad Infernal, condénalo al Abismo
para que sufra eternamente una angustia
infinita. Alcánzale con tu cólera, oh, Príncipe
de las Tinieblas , y quebrántalo para que conozca
la amplitud de tu cólera. Llama a tus
Legiones par que observen lo que
hacemos en tu nombre. Envía a tus mensajeros
para que proclamen esta acción, y
haz que los esbirros cristianos huyan, titubeando, hacia
su perdición. Quebrántalos de nuevo, oh,
Señor de la luz, para hacer temblar
de horror a su ángeles, a sus querubines y a sus
serafines, que se postergarán ante ti y respetarán tu
Poder. ¡Haz que se desplomen las puertas del
Paraíso para vengar la muerte de nuestros antepasados!"


Texto de: Lucy

sábado, enero 15, 2005

Tiempo



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Mmmm... ¿alguna vez han tenido la sensación de esperar algo que es inevitable?

Danielys H
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

Me encuentro en una sucia silla, a mi alrededor todo son sombras y tétricas figuras de lo que me rodea. En mi mano se encuentra una botella de licor a medio tomar; me parece que ha permanecido a mi lado casi toda una vida o al menos mis vagos recuerdos de juventud están impregnados por su añejo olor.

¿Pero cuál es la razón de que se encuentre así?... busco alrededor de mi polvorienta habitación una respuesta, de pronto, mis ojos se posan en una sucia fotografía. Si... ahora lo recuerdo, esa figura de la foto me trae diversos recuerdos y parecía haber transcurrido algunos minutos atrás.

En la foto me encuentro en un bosque, pero no cualquier bosque. En aquel lugar rodeado de grandes árboles y verdes pastos me veo caminando alegremente. En medio del bosque me percato de una silueta. Veo detalladamente esa figura y me encuentro con una bella mujer de larga cabellera negra y un hermoso vestido negro.

Decido acercarme un poco más y voy viendo unos ojos negros, demasiado expresivos a mi parecer ¿por qué tengo esta sensación en mi cuerpo? Siento que mi cuerpo no responde y el aire se comienza a llenar de un sutil olor a muerte.

Jamás había sentido nada igual, ahora lo que quiero es correr y dejar de ver esos ojos, pero no puedo.... cada vez van penetrando más en mi alma. Aquella figura se va deformando.... ahora ya no es una mujer, es algo mucho peor.

Es una figura de la que salen siluetas gritando, que claman por mi alma. Ya no creo poder más y sacando fuerzas de donde no tengo, decido correr no sin antes escuchar una voz que me dice: “Iré por ti, así que espérame”.

Después de mucho correr entro en una vieja cabaña donde existe un letrero el que alcanzo a leer “Lugar de las Almas Perdidas”. Entro y decido sentarme en un polvorienta silla en la que al lado se encuentra una botella de licor.

Es verdad ahora se que estoy sentada aquí con esa botella en mi mano. Me encuentro esperando a aquella aterradora figura. He perdido toda ilusión de este mundo, solo es cuestión de tiempo para que vaya a donde los miedos van.

Están llamando a la puerta, creo que es .... mi tiempo ha llegado.

viernes, enero 14, 2005

Y comienza...



*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-
Así fue como empecé a llenar este blog, a gritar como me siento, lo que pienso, vivo, me da tristeza y alegría e inclusive me exita...

Danielys H
*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-*-

A ti, que me das y me quitas la vida, que eres rico, poderoso y que guardas misterios que no deben ser descubiertos; a ti dueño de tantas historias, seres y criaturas llenas de fantasía, terror y belleza..

A ti que has muerto y sigues lleno de vida... A ti, dueño de mis pensamientos más oscuros...deja que mis memorias te den vida y déjame seguir siéndo la Diosa del Mar Muerto.