Tengo un par de cosas que comentar antes de empezar mi
relato. De entrada que rico se siente volver a escribir. Si, sé que ya lo he
dicho antes, pero es que no me canso de repetirlo. Lo siguiente es que el
título aunque pueda ser chocante para muchos, es sencillamente genial y todo
gracias a @marijoescribe. Finalmente espero que disfruten de la historia.
Esta mañana desperté a la hora acostumbrada y me di cuenta
de que estaba lloviendo. Mi primer impulso fue “quédate un rato más en cama” y
así lo hice. Busqué mi móvil y empecé a leer lo que había pasado en el mundo
mientras dormía. Hablando con mi manito @joad vi que el clima había mejorado,
así que era hora de ir a ejercitarse.
Hago la misma ruta todos los días; hoy iba muy decidida a aumentar
la distancia de mi recorrido. No había nada diferente en las calles, sólo la
tranquilidad de un sábado a las siete de la mañana. Pensando en la inmortalidad
“pescadística”, veo mi reflejo en alguna vidriera y pienso “coño que bella
estás”, canturreo alguna canción y “cuando regrese a casa la pondré hasta
quitármela de la cabeza”, veo los coches pasar y pienso “algún día me decidiré
a conducir”, pasa alguien con un perro y vienen dos nombres a mi mente “Kuma,
Oso”, pasa un chico bastante atractivo y mis ojos se desvían hacia él con todo
el descaro del mundo (los ojos están hechos para mirar).
En el mejor momento de mis pensamientos veo que a muy pocos
metros hay dos chicos evangélicos. Todos los sabemos reconocer, sabemos de que
nos van a hablar y aunque muchos deciden irse por otro camino para evitar la “cháchara”
religiosa yo seguí mi trayecto. Uno de los chicos era rubio y alto, bastante
alto. El otro mucho más joven, yo creo que no tenía ni 20 años, aparte de que
era más chiquito que yo. “Listo se me va a acercar, lo sé” y ¡¡¡Zas!!! Ahí viene:
- Hola, buen día, permítame entregarle este folleto que habla sobre el sufrimiento que llevamos en nuestras vidas y la energía que desperdiciamos en ello…
Mi expresión fue de “¿Ah?” y pensé “No vale yo paso de
escucharte”. Así que decidí hablarle en otro idioma para quitármelo de encima y
esto fue lo que pasó:
-
- ¡Oh! I’m sorry, but I don’t speak Spanish (listo con esto ya no me va a echar ningún cuento de espiritualidad)
- ¡Oh! Don’t worry, I speak English very well…
Por estar con la tontería me salió el tiro por la culata y
mientras seguía caminando el chico me hablaba en inglés de lo que menos quería
escuchar
- Ok thank you so much.
Apuré el paso y lo dejé atrás. Hice mi recorrido pensando en
que tenía que escribir esto y reírme de mi misma por estar con la tontería.
He aprendido la lección, estudiaré la misma frase en otro
idioma; pero como sé que el karma existe, estoy segurísima de que Dios me va a
mandar a un evangélico que hable el idioma que se me ocurra en ese instante.